UN PINCHAZO CERTIFICARÁ EL DESCENSO MATEMÁTICO A PRIMERA REGIONAL DESPUÉS DE DOS TEMPORADAS.
EN CUANTO AL JUVENIL, UNA VICTORIA ANTE EL GRAN TARAJAL Y UN PINCHAZO DEL LANZAROTE LE LLEVARÍA A DIVISIÓN DE HONOR
Semana agridulcísima la que puede vivir el club de San José de Las Longueras. Un descenso (el de su primer equipo) y un ascenso (el de su primer juvenil) en menos de 24 horas. Las dos caras del deporte, la más triste y la más alegre, en una misma entidad en un mismo fin de semana.
El caso del equipo de Samuel Fernández es una verdadera pena. La temporada pasada se salvó con tres jornadas de antelación al término oficial de la temporada. En esta ocasión apenas compitió. Con solamente una victoria y seis empates en 23 partidos, totalmente insuficientes para merecer la salvación. No se puede decir que el descenso es injusto, ni mucho menos. Otra cosa es si el juego desplegado es merecedor de tanto castigo.
Por su parte, el juvenil de Kevin Morales depende de sí mismo. Para que el ascenso se consuma el sábado debe ganar y esperar un pinchazo de la UD Lanzarote ante la UD Las Palmas B, que por ser filial no puede ascender a División de Honor. El empate sería suficiente siempre y cuando los lanzaroteños pierdan ante los amarillos.